Branquiosaurios, los "anfibios" neoténicos del Permocarbonífero laurasiano

Los anfibios que conocemos actualmente, más correctamente llamados como lisanfibios, tienen sus orígenes con cierta seguridad en los inicios del Triásico (asumiendo que Gerobatrachus hottoni del Pérmico inicial es un pariente cercano pero no un verdadero lisanfibio) y se extendieron a lo largo del Mesozoico por todo el planeta conjuntamente con el resto de la fauna terrestres del momento, entre ellos los dinosaurios y los primeros mamíferos. Pero antes de su aparición ya existía una amplísima variedad de formas de vida tetrápodas (es decir, de animales con cuatro extremidades) que compartían muchas características con los futuros lisanfibios, de los que son sus predecesores más directos.

El listado de "formas anfibias" de tetrápodos del Paleozoico tardío, del Devónico final al Pérmico, es largo y se encuentra en constante cambio, según se suceden los descubrimientos paleontológicos y las novedades taxonómicas. Compartían con los actuales urodelos, gimnofiones y anuros la necesidad de volver al agua para reproducirse, porque a diferencia de los antepasados ​​tetrápodos amniotas de los sinápsidos (mamíferos) y de los saurópsidos (reptiles y aves actuales), no habían desarrollado un huevo capaz de sobrevivir fuera del medio acuático sin peligro de secarse, a la vez que también requerían de un estado de desarrollo larvario estrictamente acuático. Sin embargo, este hecho no impidió que muchas de estas especies, una vez alcanzado el estadio adulto, fueron animales plenamente terrestres, algunas de las cuales presentaban grandes osteodermos protectores a modo de armadura corporal. Incluso uno de sus grupos más derivados, los integrantes de la familia Trematosauridae del Triásico, eran grandes cazadores de peces del medio marino, siendo los únicos "anfibios" que se han adaptado plenamente a una vida en un ambiente de agua salada.

Pero vamos a centrarnos en un grupo de pequeños temnospóndilos surgido a finales del Carbonífero y que continuó existiendo a lo largo del Pérmico, es decir, desde hace poco más de 304 millones de años hasta 251,9 millones de años en el pasado. Se trata de los branquiosaurios (Familia Branchiosauridae), un grupo de pequeños tetrápodos acuáticos que tenían algunas características que son comunes con algunos de los anfibios actuales. Los branquiosaurios presentaban un aspecto externo muy parecido al de un tritón, con ecomorfotipos diferentes adaptados a ambientes de arroyos o de aguas tranquilas, como charcas. Pero su característica más conocida es que todos ellos presentaban en su estadio adulto características típicas de la neotenia, es decir, la retención de caracteres típicos del estadio larvario. Concretamente presentaban branquias externas en forma de dentículos, con parte de su estructura parcialmente osificada, un hecho que ha ayudado a su preservación en el registro fósil. La neotenia es una característica típica de algunas especies de urodelos actuales, siendo el más paradigmático el caso del axolotl/ajolote (Ambystoma mexicanum), pero que también se puede producir en especies de la Península Ibérica como Calotriton asperIchthyosaura alpestrisLissotriton helveticusPleurodeles waltl y Triturus pygmaeus.

Los branquiosaures, de los cuales se reconocen actualmente seis géneros (Apateon, Branchiosaurus, Melanerpeton, Milnererpeton, Schoenfelderpeton y Tungussogyrinus), fueron un grupo especialmente abundante en ciertos ambientes de aguas continentales de la Laurasia del Pérmico, el supercontinente formado por Eurasia y Laurentia (el cratón de América del Norte) hasta que, como la mayor parte de la vida en la Tierra, fueron aniquilados por la extinción Pérmico-Triásico, hace 251,9 millones de años. La fotografía que acompaña estas líneas es de un adulto de branquisaurio del género Apateon, del Pérmico inicial germano. El fósil permite ver la configuración anatómica, incluso preservando parcialmente las partes blandas del cuerpo, así como la impresión de las branquias neoténicas en la parte posterior del cráneo.

Apateon sp., branquiosaurio del Pérmico temprano de Alemania.

El grado de preservación de este tipo de fósiles puede llegar hasta unos grados suficientes como para mostrar señales de la coloración en vida del animal, como es el caso de un individuo adulto de Melanerpeton tenerum de la Formación Börtewitz de Alemania. Este presentaba una coloración moteada de contraste entre oscuro y claro en su dorso mientras que ventralmente era clara y uniforme, una coloración que actualmente presentan muchos urodelos. Este descubrimiento fue presentado por Ralf Werneburg en el artículo “Timeless design: colored pattern of skin in early Permian branchiosaurids (Temnospondyli: Dissorophoidea)”, publicado el nº 27 de la revista Journal of Vertebrate Paleontology, del año 2007. 



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