Tortugas mordedoras americanas (Chelydra serpentina) en las Tierras del Júcar. ¿Una nueva especie invasora?

Era una mañana de miércoles, uno de esos días de invierno sin demasiado frío tan típicamente valencianos. Un amigo y compañero paleontólogo de copiloto y yo al volante, intentando llegar a un afloramiento calizo que habíamos visto en un mapa geológico. Pero el GPS del móvil decidió no funcionar y nos dirigió a otro punto. En resumen, que acabamos en medio de una zona de naranjales y a cientos de metros de nuestro objetivo inicial, en término de Picassent (Horta Sud). Mientras intentamos hacer funcionar la geolocalización vemos a pocos metros una salamanquesa común, una Tarentola mauritanica, soleado sobre el muro de una acequia. Como había dicho antes, a pesar de ser invierno, estaba siendo un día templado y aquella salamanquesa tampoco era el primer reptil que vemos activo, así que decidimos dar una vuelta por la zona a ver qué encontramos y aprovechar el error del GPS. Bendito error.

A los pocos minutos de rondar por allí, ambos nos detenemos de golpe, mirando la misma cosa que destaca, blanquecina, en un claro entre la baja hierba. Un hueso que a los dos, que nos dedicamos a la Paleontología de reptiles, nos era familiar.

¿Venga, hombre, eso es lo que parece que es? - pregunta uno, incrédulo.

Sí, lo es - confirma el otro recogiéndolo del suelo.


El hueso aislado en cuestión.

Un húmero izquierdo de tortuga. Su morfología no era la propia de las especies autóctonas, tanto con respecto a las acuáticas como a las terrestres. Continuamos prospectando la zona, discutiendo sobre el hallazgo y su posible origen, cuando a los pocos metros nos encontramos con el resto del percal.

Acumulación de restos de quelonio (de momento) indeterminado.

Un cráneo prácticamente entero junto con cinco vértebras cervicales, dos vértebras caudales, un fémur izquierdo, ambas tibias, una fíbula derecha y dos tarsos. Y con aquel cráneo, que presentaba una cresta supraoccipital muy desarrollada, no había lugar a dudas sobre la identidad de la fallecida tortuga: nos encontrábamos ante los restos mortales de una tortuga mordedora norteamericana, Chelydra serpentina.

Cráneo de tortuga mordedora norteamericana, Chelydra serpentina.

La lógica y consecuente pregunta formulada en ese momento en mi mente acaba de dar su fruto final. En la última edición del "Boletín de la Asociación de Herpetología Española" ha sido publicado mi artículo "Nuevas citas de tortuga mordedores norteamericana, Chelydra serpentina (Testudines: Chelydridae), en Valencia y su posible potencial invasor". En él repaso todas las citas producidas de esta especie exótica en territorio valenciano, incluyendo aquel hallazgo invernal y otra nueva que se produjo meses después en Alzira (Ribera Alta). Concretamente una hembra joven de tortuga mordedora que fue atropellada y herida mortalmente.

Hembra subadulta de tortuga mordedora norteamericana, Chelydra serpentina.


Sumadas todas las citas valencianas y con la bibliografía en mano sólo no podemos hacer otra  cosa que no sea que preocuparnos ante las posibilidades de la instalación en nuestra tierra valenciana de una nueva especie invasora. Si quieres saber los motivos detallados puedes leerlos accediendo al artículo haciendo clic sobre estas mismas líneas o hacerlo sobre la siguiente imagen:



* Y recuerda, las tortugas, como cualquier otro animal exótico, no son juguetes de "usar y abandonar". Responsabilidad. Más aún cuando uno compra una tortuga que lleva por nombre "mordedora". Nuestra fauna te lo agradecerá.

Adulto de tortuga mordedora americana, Chelydra serpentina (Centre de Recuperació d'Amfibis i Rèptils de Catalunya, CRARC).


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