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Reconstruyendo el clima y el paisaje de los neandertales de Buena Pinta, en el corazón de las montañas del Sistema Central ibérico, a través de sus anfibios y reptiles


Como bien conocerán los lectores de este blog, la Paleoherpetología, es decir, el estudio de los anfibios y reptiles prehistóricos nos permiten, entre otras muchas cosas, reconstruir el clima y el paisaje del pasado. Esto nos es especialmente útil para aquellos periodos para los que no disponemos otros elementos para su estudio o con registros algo problemáticos, a veces incluso contradictorios entre ellos. Así, la herpetofauna nos sirve para esclarecer el escenario paleoecológico, atendiendo a uno de sus puntos fuertes: son animales ectotermos, de “sangre fría”, por lo que son altamente susceptibles a cualquier cambio en el clima y en los hábitats. Uno de los momentos de mayor interés para la investigación paleoantropológica y arqueológica en la Península Ibérica es el estudio de las poblaciones de neandertales, Homo neanderthalensis, del Pleistoceno superior o tardío, para conocer su estado antes de la llegada de los humanos anatómicamente modernos durante el Estadio Isotópico Marino 3 (MIS3 en sus siglas en inglés), datado entre 60.000 a 27.000 años antes del presente. La cueva de Buena Pinta forma parte del Parque Arqueológico del Calvero de la Higuera, en el municipio de Pinilla del Valle (Comunidad de Madrid), en la que se ha identificado una ocupación por grupos de neandertales durante el Pleistoceno tardío y, junto a sus restos, centenares de fósiles de otros animales con los que convivieron. Es aquí donde he podido participar en una investigación para estudiar losanfibios y reptiles de Buena Pinta y, a través de ellos, esclarecer cómo era elpaisaje que aquellos neandertales habitaron y a qué clima se enfrentaron.

La secuencia del Pleistoceno Tardío del yacimiento arqueológico de la Cueva de Buena Pinta (Pinilla del Valle, Madrid) ha proporcionado los siguientes vertebrados ectotermos: Salmo trutta, Alytes gr. A. obstetricans-almogavarii, Pelobates cultripes, Bufo spinosus, Epidalea calamita, Pelophylax perezi, Rana iberica, Testudines indet., Timon lepidus, Lacertidae indet. (de talla mediana y grande), Anguis fragilis, Natrix maura, Coronella cf. C. austriaca, Colubridae/Psammophiidae indet. y Vipera cf. V. latastei. Todos estos taxones están presentes en la actualidad en el centro de la Península Ibérica, con representación en el Valle del Lozoya o en sus áreas circundantes más próximas. Los anfibios y reptiles sugieren un clima entre bastante similar a mucho más cálido (de +1,0 a +3,5 °C) que el actual, con mayor diferencia sobre los valores modernos durante el mes más frío que durante el más cálido. Las precipitaciones anuales eran más abundantes (de +9 a +397 mm) que en la actualidad. Los paisajes reconstruidos sugieren el predominio de ambientes húmedos a lo largo de toda la secuencia, compuestos principalmente por hábitats húmedos abiertos (comprendidos principalmente entre el 35,2 y el 45,5 %) y ambientes boscosos que incluyen desde matorrales medios hasta formaciones forestales (27,3-40,0 %). Las zonas acuáticas y periacuáticas (9,5-20,5 %), como ríos o lagunas con vegetación de ribera, también están bastante bien representadas, de acuerdo con uno de los pocos registros fósiles de una rana acuática (P. perezi) en las localidades de Pinilla del Valle, y la muy hipotética aparición de un galápago en la Capa 2. Además, la presencia de trucha común (Salmo trutta) también apoya la presencia de un río maduro caracterizado por aguas frías/templadas y corrientes. Todos estos datos sugieren que toda la secuencia del Pleistoceno Tardío de la Cueva Buena Pinta puede haber ocurrido durante un período entre templado a cálido y húmedo, más probablemente durante el comienzo del Estadio Isotópico Marino 3 que durante el final del Estadio Isotópico Marino 4, como se había sugerido anteriormente.

Los anfibios y reptiles cantábricos de El Juyo, una mirada a la herpetofauna del norte de la Península Ibérica durante el Pleistoceno final

Recientemente desde el equipo de Paleoherpetología del IPHES-CERCA, en colaboración con científicos de la Universidad de Boston y de Pearl Harbor-Hickam, hemos publicado un nuevo artículo (“Herpetological remains from the Lower Magdalenian site of El Juyo (Cantabria, Spain): the challenge of reconstructing climate and landscape from poorly diverse assemblages”) sobre un conjunto de anfibios y reptiles cantábricos del Pleistoceno final provenientes del yacimiento arqueológico de El Juyo, en la revista científica Historical Biology. El Juyo es una cueva situada a unos 8 km al oeste de la ciudad de Santander, en Cantabria, donde se han descubierto importantes restos arqueológicos de diferentes épocas, de la Edad Media y la Edad del Bronce al Paleolítico superior, entre los que destacan los hallazgos de ocupaciones de grupos humanos magdalenienses del final del Pleistoceno. Estos tuvieron que sobrevivir a un entorno muy diferente al actual, hace entre 18.000 y 16.000 años en el pasado, todavía influenciado por las últimas fases del período glacial, en el que los humanos asentados en la cueva se dedicaban a la caza de grandes mamíferos como el bisonte europeo (Bison bonasus), el caballo salvaje (Equus ferus), el ciervo rojo (Cervus elaphus), el jabalí (Sus scrofa), la cabra alpina (Capra ibex) y el corzo (Capreolus capreolus), mientras competían por estas presas y otros recursos con el león (Panthera leo), el leopardo (Panthera pardus), el oso pardo (Ursus arctos), el lobo (Canis lupus) y el zorro rojo (Vulpes vulpes). Durante las excavaciones arqueológicas, en las que se trabajó sobre un área de más de 40 m2, también se recuperaron restos de otros animales de menor tamaño, como el turón europeo (Mustela putorius) y la comadreja (Mustela nivalis), además de múltiples micromamíferos, como erizos (Erinaceus europaeus), topos (Talpa sp.), musarañas (Sorex coronatus, Sorex minutus, Neomys fodiens, Neomys anomalus) y roedores (Arvicola cf. terrestris, Microtus oeconomus, Microtus agrestis/arvalis, Microtus nivalis, Pitymys pyrenaicus, Pliomys lenki, Apodemus sylvaticus/flavicollis). Pero de especial interés son los restos de herpetofauna, de anfibios y reptiles, que se han identificado como pertenecientes a sapo común (Bufo bufo s.l., asignado a Bufo spinosus), rana bermeja (Rana cf. temporaria) y víbora (Vipera sp., a nivel específico Vipera aspis y/o Vipera seoanei).

Es gracias a este conjunto herpetofaunístico y por medio de diferentes métodos cuantitativos con los que hemos realizado nuevas reconstrucciones cuantitativas paleoclimáticas y paleoambientales para describir con más precisión cómo eran el clima y el paisaje en los que vivieron los humanos del Magdaleniese de El Juyo, que coincidieron en el tiempo en que se sucedía un evento climático de enfriamiento abrupto conocido como Dryas I. En nuestros resultados, todos los métodos aplicados caracterizaron el clima como más frío (entre -8,5 y -3,7°C de diferencia con el actual) y seco (entre -415 y -344 mm de precipitaciones que hoy en día), mientras que las reconstrucciones del paisaje nos sugieren el predominio de zonas abiertas húmedas junto con una representación alta de zonas boscosas en las proximidades del yacimiento. Esto indica que el clima durante el Dryas I era mucho más frío y seco que en la actualidad, aunque la proximidad del mar puede haber mitigado en cierto modo la dureza del clima en esta zona. El patrón de estacionalidad de las precipitaciones cambió entre los periodos más fríos del Dryas I y la actualidad, pasando de precipitaciones más abundantes durante el verano a máximas a finales de otoño e invierno. Nuestra artículo, a parte de exponer nuestros resultados en las reconstrucciones paleoambientales y paleoclimáticas para El Juyo, son también una reivindicación de la importancia de las asociaciones de herpetofauna con escasa diversidad de taxones, muchas veces desdeñadas por ser consideradas como "poco significativas", pero que son fundamentales para períodos críticos de la Prehistoria y nos pueden aportar datos importantes para nuestro conocimiento del pasado.

 

El artículo está disponible en el siguiente enlace:

Blain, H.-A., Sánchez-Bandera, C., Bisbal-Chinesta, J.F., Menschel, M., Pokines, J.T. 2023. Herpetological remains from the Lower Magdalenian site of El Juyo (Cantabria, Spain): the challenge of reconstructing climate and landscape from poorly diverse assemblages. Historical Biology, DOI: 10.1080/08912963.2022.2162396 


Nuevo libro monográfico sobre la cueva del Mirador de Atapuerca

29 disciplinas integran los estudios transdisciplinares realizados por miembros del equipo de investigación de este yacimiento

Prehistoric herders and farmers. A transdisciplinary overview to the archaeological record from El Mirador cave” es el título del nuevo libro monográfico que se acaba de presentar y que representa el manual más completo y actualizado sobre el conocimiento científico que proporciona este yacimiento situado a Sierra de Atapuerca (Burgos). A lo largo de sus 392 páginas, los más de 50 autoras y autores proporcionamos al lector un recorrido por diferentes aspectos relacionados con la ocupación de la cueva, la organización económica y social de los grupos de de economía ganadera y agrícola, las características del entorno paleoecológico, así como otros aspectos de la vida cotidiana como la dieta, el estado físico o la relación con el mundo funerario.

El libro consta de 18 capítulos repartidos en cuatro bloques principales y está dirigido a estudiosos del arqueobotánica, la zooarqueología, la antropología, la paleogenética, la química analítica, la isotopía, el estudio de la cerámica y la industria lítica.


Portada del nuevo libro sobre la cueva de El Mirador


A nivel personal, he participado redactando junto con la Dra. Bañuls-Cardona el capítulo dedicado a la microfauna vertebrada del Mirador ("Small Vertebrate Accumulations from El Mirador Cave: A Climate and Ecological Analysis"), evidenciando como nuestros descubrimientos en esta cueva de Atapuerca han permitido catalogarla como una de las localidades de referencia para el conocimiento de las comunidades de anfibios, reptiles y micromamíferos de la Prehistoria Reciente y su evolución desde el Pleistoceno tardío en el Holoceno reciente, tanto en el contexto de la Península Ibérica como el europeo.

Este libro monográfico está publicado por la editorial Springer, dentro de la serie “Interdisciplinary Contributions to Archaeology” y en nuestro caso ha sido editado por la Dra. Ethel Allué, profesora de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili (URV) e investigadora del IPHES-CERCA, la Dra. Patricia Martín, investigadora postdoctoral Maria de Maeztu en el IPHES-CERCA y por el Dr. Josep Maria Vergès investigador en el IPHES-CERCA y profesor a la URV. 

La obra que se acaba de publicar es el resultado de la reunión científica que se llevó a cabo en 2019 a las instalaciones de la IPHES-CERCA, justamente el año en que celebrábamos los 20 años de excavación en el yacimiento. En aquella reunión, organizada por los propios editores del monográfico, participamos prácticamente todas las investigadoras e investigadores involucrados en la investigación al yacimiento, y tuvimos la oportunidad de presentar presencialmente los resultados de nuestras investigaciones multidisciplinares aplicadas al registro arqueológico de la cueva del Mirador.


Algunos de los elementos relacionados con las prácticas
agropecuarias y funeraries de El Mirador
Fotografa: Josep Maria Vergès / IPHES-CERCA


La cueva del Mirador, un referente para el estudio de la implementación y desarrollo de la agricultura y la ganadería en el interior peninsular

La cueva del Mirador está situada en la vertiente meridional de Sierra de Atapuerca, dominando el valle medio del río Arlanzón. Orientada hacia el sur y con una boca muy espaciosa, tiene un amplio control del territorio que lo rodea. Esta característica es la que le confiere su nombre. Los trabajos de excavación se iniciaron en 1.999 bajo la coordinación de un equipo de investigadores del IPHES-CERCA.


Entrada de la cueva del Mirador de Atapuerca
Fotografía: Jordi Mestre / IPHES-CERCA


Las primeras ocupaciones humanas documentadas en el yacimiento se remontan a los 13.500 años, cuando grupos humanos de cazadores y recolectores magdalenienses utilizaron la cueva para establecer su campamento. Después de esta fase de ocupación, la cueva fue abandonada durante más de 5.000 años, convirtiéndose en lugar de refugio para lobos, los cuales aprovecharon las grietas generadas por la caída de grandes bloques en la entrada para establecer sus madrigueras.

Hace unos 7.200 años, grupos neolíticos especializados en la ganadería y agricultura irrumpieron en la submeseta norte en busca de espacios para pastos y tierras de cultivo, colonizando las fértiles tierras del valle del Arlanzón. Rápidamente, la cueva del Mirador fue ocupada por estas comunidades para establecerse y guardar su ganado, las cuales utilizaron la cavidad durante todo el Neolítico y el Bronce Mediano.

Con la aparición de los primeros metales durante el Calcolítico se produce un cambio importante en relación al uso de la cueva del Mirador; la cavidad deja de ser utilizada como hábitat y como establo, para ser utilizada como cueva sepulcral. Las primeras inhumaciones, con una antigüedad alrededor de los 4.700 años, se realizan en un sepulcro colectivo, con más de 25 individuos.


Nivel de inhumación colectiva del Calcolítico
Fotografia: Jordi Mestre / IPHES-CERCA


Posteriormente, durante el Bronce inicial y medio, hace entre unos 4.400 y 3.700 años, las tumbas pasan a ser individuales y se documenta la práctica del canibalismo, probablemente de carácter ritual. Por razones que todavía no se conocen, la cueva dejó de ser utilizada para estos fines sepulcrales, recuperando hacia el 3.600 años su uso de hábitat y de establo. Y continuó siendo así hasta aproximadamente 3.200 años, momento en el cual, la sucesión estratigráfica aparece cortada. En época contemporánea, hasta hace no mucho años, continuó todavía siendo utilizada para pastores y como establo ocasional de manadas.

En definitiva, el yacimiento del Mirador, con sus cerca de seis metros de sucesión estratigráfica holocena, se ha erigido como un yacimiento fundamental para el estudio de la implementación y desarrollo de la agricultura y la ganadería en el interior peninsular.


Un libro dedicado a Miquel Guardiola

El libro monográfico sobre la cueva del Mirador de Atapuerca está dedicado al compañero del IPHES-CERCA, Miquel Guardiola, miembro del equipo de investigación del yacimiento y autor de uno de los capítulos, el cual ha fallecido recientemente.



Podéis encontrar más información sobre el manual y su contenido al enlace siguiente:

https://link.springer.com/book/10.1007/978-3-031-12278-1



La fauna de sangre fría entre los neandertales del interior de la Península Ibérica: nuevo artículo sobre el campamento prehistórico del Paleolítico Medio de Navalmaíllo (Pinilla del Valle, Madrid)

Un nuevo estudio publicado en Quaternary Science Reviews y centrado en los peces, anfibios y reptiles recuperados en el yacimiento del abrigo de Navalmaíllo (Pinilla del Valle, Comunidad de Madrid) nos ha permitido reconstruir el clima y el paisaje en el que se movieron los neandertales en el interior de la Península Ibérica.

El yacimiento arqueológico del abrigo cárstico de Navalmaíllo, situado en la Sierra de Guadarrama del Sistema Central Ibérico, ha sido interpretado como un campamento de caza de ocupación repetida a corto plazo por parte de grupos neandertales, centrado principalmente en el acceso primario a bóvidos y cérvidos de gran tamaño. Los neandertales, grandes cazadores de la megafauna del Pleistoceno, tenían una adaptación selectiva a los paisajes agrestes y boscosos, con mayor abundancia de recursos disponibles, para así compensar parcialmente su elevada tasa metabólica basal y sus costes energéticos locomotores mediante la reducción del tiempo de búsqueda y el aumento de la amplitud de la dieta.

Pero no únicamente se han hallado en el yacimiento de Navalmaíllo las presas cazadas por los neandertales, sino que también su excavación y estudio ha proporcionado restos fósiles de peces (Salmo trutta y Cyprinidae indet.), sapos (Bufo spinosus y Epidalea calamita), ranas (Rana cf. Rana iberica), tortugas (Testudo hermanni), saurios (Blanus sp., Chalcides cf. Chalcides striatus y Lacertidae indet.) y serpientes (Malpolon monspessulanus, Natrix cf. Natrix astreptophora, Coronella sp., Coronella cf. Coronella girondica, Zamenis scalaris y Vipera cf. Vipera latastei) que convivían con ellos. A través de los métodos de reconstrucción paleoclimática y gracias a esta asociación de anfibios y reptiles, hemos documentado que durante la ocupación del abrigo por los neandertales el clima era mucho más cálido que en la actualidad, alrededor de 2,8 ºC superior, con temperaturas similares durante el verano pero más altas durante el resto de los meses. Las lluvias eran ligeramente más abundantes que en la actualidad, alrededor de 180,6 mm más de precipitación anualmente, con un régimen más contrastado durante el año, con inviernos más lluviosos y veranos más secos. Se observa un periodo de aridez de dos meses durante el verano, que representa una duración similar a las condiciones climáticas actuales.

El paisaje lo hemos reconstruido también gracias a los anfibios y los reptiles y nos muestran que estaba constituido principalmente por zonas abiertas de pastizales secos y zonas rocosas o pedregosas, que evolucionaban lateralmente hacia praderas húmedas, probablemente cerca de las zonas acuáticas y periacuáticas, como ríos o estanques con vegetación de ribera. Los ambientes boscosos también estaban bien representados en los alrededores del yacimiento, desde matorrales de desarrollo medio hasta formaciones forestales. Los peces completan esta reconstrucción documentando la presencia de un sistema fluvial premontañoso bien desarrollado, que se caracterizaba por aguas relativamente frías, permanentes, oxigenadas y en movimiento.

Los nuevos datos muestran una discrepancia con la interpretación anterior realizada a través del estudio de los restos de polen, que sugería un entorno muy abierto, con menor presencia de vegetación, y de clima frío para este periodo. Nuestra nueva interpretación sugiere que la ocupación neandertal del abrigo rocoso de Navalmaíllo se produjo durante un periodo algo templado y húmedo, probablemente dentro de la última parte del estadio isotópico marino 5 (MIS 5), favoreciendo efectivamente la presencia de una alta biodiversidad en torno al yacimiento que habría posibilitado la supervivencia de la población humana.

El artículo completo está disponible en el siguiente enlace:

Blain, H-A., Laplana, C., Sánchez-Bandera, C., Fagoaga, A., Blanco Lapaz, Á., Martínez-Monzón, A., Bisbal-Chinesta, J.F., Moclán, A., Martín-Perea, D.M., Domínguez-García, Á.C., Álvarez-Vena, A., Sevilla, P., Ruiz Zapata, M.B., Gil García, M.J., Márquez, B., Huguet, R., Pérez-González, A., Arsuaga, J.L., Baquedano, E. 2022. A warm and humid paleoecological context for the Neanderthal mountain settlement at the Navalmaíllo rockshelter (Iberian Central System, Madrid). Quaternary Science Reviews, 293: 107727


Nuevo artículo sobre la herpetofauna del sur de Bélgica y su evolución durante el último ciclo interglacial-glacial

En un nuevo artículo liderado por el Dr. Hugues-Alexandre Blain, publicado en la revista Archaeological and Anthropolocial Sciences, el equipo de Paleoherpetologia del IPHES-BUSCA y el Instituto Real Belga de Ciencias Naturales estudiamos la evolución de las comunidades de anfibios y reptiles de Bélgica.

El Mosa (Meuse en francés, Moûse en valón, Maas en neerlandés) y sus valles tributarios, en Valonia (el sur de Bélgica), contienen numerosos yacimientos kársticos del Pleistoceno superior que han dado lugar a una de las mayores colecciones de industrias líticas neandertales y musterienses de Europa, pero también nos han aportado una importante representación de la herpetofauna de los últimos 150.000 años. En la actualidad, esta región es un importante corredor migratorio norte-sur para la flora y la fauna, generando ricos biotopos transicionales. Las colecciones cuaternarias del Instituto Real Belga de Ciencias Naturales (Bruselas), con materiales fósiles provenientes de estos yacimientos del Mosa, se han utilizado en nuestro nuevo artículo para complementar el conocimiento de los sucesivos conjuntos herpetofaunísticos de Bélgica durante el último ciclo interglacial-glacial (los estadios isotópicos marinos [MIS en inglés] 5 a 1). En total, se han identificado 17 taxones diferentes (10 anfibios y siete reptiles) provenientes de 18 yacimientos paleo-arqueológicos en cueva, tres de los cuales representan a su primero registre fósil para toda Bélgica (el sapo partero Alytes obstetricans, el sapo de espuelas Pelobates fuscus y la ranita europea Hyla arborea). En el estudio de la evolución de la herpetofauna en la región se ha atestiguado que la serpiente de Esculapio Zamenis longissimus, una especie termófila, se documenta por primera vez en el Holoceno (periodo atlántico/subboreal) de Bélgica, sin constar registro fósil anterior.

Después del MIS 5, el anterior interglacial con un contexto climático parecido al actual, la herpetofauna belga continuaba siendo razonablemente diversa durante el MIS 3, pero a lo largo del MIS 2, que coincide con el Último Máximo Glacial, el momento más frío de la anterior glaciación, solo aparecen representados dos taxones de herpetofauna: la rana bermeja, Rana temporaria, y una víbora indeterminada, (Vipera sp.). Así mismo, en nuestro artículo proponemos reconstrucciones paleoambientales y paleoclimáticas a partir de los datos de los yacimientos con cronologías mejor estudiadas y acotadas, utilizando métodos de ecología cuantificada. Los parámetros cuantitativos calculados proporcionan un nuevo contexto paleoecológico para comprender las condiciones a las cuales tuvieron que enfrentarse las sucesivas especies humanas en el noroeste de Europa durante el último ciclo interglacial-glacial, desde los neandertales hasta las poblaciones de los primeros humanos anatómicamente modernos que llegaron al noroeste de Europa continental.


Referencia bibliográfica:

Blain, H.-A., Martínez Monzón, A., Bisbal-Chinesta, J.F., López-García, J.M., Cousin, C., Folie, A. 2022. The last interglacial-glacial cycle in the Meuse Valley (southern Belgium) inferred from the amphibian and reptile assemblages: implications for Neanderthals and anatomically modern humans. Archaeological and Anthropological Sciences, 14. https://doi.org/10.1007/s12520-021-01481-3


El impacto humano puede llegar a tener una mayor influencia negativa sobre la diversidad de anfibios y reptiles que los cambios climáticos

Así lo planteamos en un estudio realizado sobre restos de esta fauna del Cuaternario hallados en los yacimientos de Atapuerca. Una vez más, el estudio del Pleistoceno se convierte en imprescindible para aportar conocimiento y contribuir a solucionar problemas ecológicos actuales.

Actualmente, los efectos de la antropización están generando una considerable pérdida de diversidad sin precedente. En esta línea, una investigación que acaba de hacerse pública en la revista Palaeontology, a través de un artículo cuya firmante principal es nuestra compañera Almudena Martínez-Monzón, investigadora del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA) y de la Universitat Rovira i Virgili (URV), demostramos que el declive actual de anfibios y reptiles está provocado en gran parte por el efecto antrópico sobre los ecosistemas, quedando el cambio climático como un factor secundario al cual dicha fauna ha sido capaz de sobreponerse en el pasado. El estudio se basa en restos del Cuaternario hallados en Atapuerca, en un recorrido desde hace un millón de años hasta la actualidad.

Ahora mismo los anfibios y reptiles son dos grupos que se encuentran seriamente amenazados y en declive. Este hecho se ha relacionado a veces con el actual cambio climático, pero el análisis del pasado nos aporta otra visión. Durante el Cuaternario, desde hace dos millones y medio de años, estos grupos de animales presentan una evolución muy conservadora, ya que muestran pocas alteraciones a lo largo de este periodo, durante el cual acontecieron muchos cambios climáticos. Además, como ya era conocido, las especies presentes en este intervalo de tiempo son consideradas idénticas a las actuales, tal como se plantea en este estudio del IPHES-CERCA y URV, en el cual también hemos participado el Dr. Hugues-Alexandre Blain y el Dr. Josep Francesc Bisbal-Chinesta (servidor), además de la Dra. Gloria Cuenca-Bescós, directora del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA), catedrática de Paleontologia de la Universidad de Zaragoza y responsable del estudio de los pequeños vertebrados en el Proyecto Atapuerca.

Los resultados de esta investigación indican que los mayores picos de diversidad de la secuencia analizada coinciden con los periodos considerados análogos al interglacial actual, mientras que los de menor pluralidad ocurren cuando las condiciones ambientales son más duras (más frías o directamente estadios glaciares).

Otra de las conclusiones principales es que, en la mayoría de los casos, la heterogeneidad de estas comunidades se restablece tras las perturbaciones climáticas, apuntando a una gran resiliencia a nivel de grupo, haciendo que anfibios y reptiles hayan sido capaces de superar los cambios climáticos en el pasado restaurando los niveles de diversidad previos a la alteración. Esto hace pensar en la importancia del efecto antrópico negativo sobre la pérdida de variación actual de anfibios y reptiles por encima de los cambios climáticos.

El equipo científico encabezado por el IPHES-CERCA y la URV hemos llegado a esta conclusión tras haber estudiado la evolución de la diversidad de anfibios y reptiles de una de las secuencias más completas del Pleistoceno de la Península Ibérica, la Sierra de Atapuerca (Burgos, España), que recoge algo más del último millón de años. Esto lo llevamos a cabo con el fin de establecer el efecto no humano sobre las alteraciones en la diversidad de anfibios y reptiles y reconocer la reacción de estos grupos ante los cambios climáticos acontecidos durante el Pleistoceno.

Con esta finalidad se ha estudiado la riqueza de especies (número de especies) y se ha aplicado un conocido índice de diversidad (Índice de Simpson), relacionando todo ello con los cambios climáticos mediante modelos de regresión, entre otros. De este modo, una vez más, el estudio de materiales del Pleistoceno se convierte en imprescindible para aportar conocimiento y contribuir a la solución de problemas ecológicos actuales.


Referencia bibliográfica:

Martínez-Monzón, A., Cuenca-Bescós, G., Bisbal-Chinesta, J.-F., Blain, H.-A. 2021. One million years of diversity shifts in amphibians and reptiles in a Mediterranean landscape: resilience rules the Quaternary. Paleontology (doi: 10.1111/pala.12547)


Fuente: Nota de prensa del IPHES.


La primera ocupación humana de Europa Occidental supo adaptarse a los cambios climáticos y ambientales de hace 1,4 millones de años, según la herpetofauna de los yacimientos de Orce (Granada)

Así se recoge en un artículo publicado en la prestigiosa revista Quaternary Science Reviews. El estudio está liderado por el compañero Christian Sánchez-Bandera, investigador del IPHES y de la URV, y se ha basado en el estudio de los anfibios y reptiles encontrados en las últimas campañas de excavación en la Zona Arqueológica de Orce.

Una hembra adulta de culebra de escalera, Zamenis scalaris, paseándose por el yacimiento arqueo-paleontológico de Fuente Nueva 3, Orce.

Los cambios climáticos se han ido sucediendo a lo largo del tiempo. Uno de ellos tuvo lugar hace aproximadamente 1,4 millones de años, cuando a partir de un ambiente más cálido y húmedo se dio paso a una situació más fría y árida. Esta evolución se ha registrado muy bien en los yacimientos arqueo-paleontológicos de Barranco León y Fuente Nueva 3, en la Zona Arqueológica de Orce (Granada), y ahora se ha podido reconstruir gracias al estudio de miles de restos fósiles de anfibios y reptiles, ya que la presencia o no de estos animales da muchas pistas sobre el clima y el paisajes existentes en cada época.

Un equipo interdisciplinario, liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) de Tarragona, hemos conseguido reconstruir la evolución del hábitat y del clima en los que desarrollaron sus vidas los primeros grupos humano que habitaron Orce hace aproximadamente 1,4 millones de años, los más antiguos del Occident europeo. Así se constata en un artículo que acabamos de publicar en la prestigiosa revista Quaternary Science Reviews, firmado en primer lugar por Christian Sánchez-Bandera, investigador del IPHES y de la Universitat Rovira i Virgili (URV). A su vez, el estudio que ahora damos a conocer se emmarca en el Projecte ORCE, financiado por la Junta de Andalucía, y coordinado por el profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR, Juan Manuel Jiménez-Arenas.

Campaña de excavación de Fuente Nueva 3, 2020 (Créditos: UGR).

La investigación se ha basado en el análisis de restos óseos de anfibios y reptiles recuperado en la Zona Arqueológica de Orce, básicamente anfibios anuros (Discoglossus sp., Pelobates cultripes, Epidalea calamita, Bufotes viridis s.l., Hyla sp., y Pelophylax cf. perezi) y reptiles escamosos (Ophisaurus sp., Malpolon monspessulanus, Natrix maura, Natrix natrix s.l., cf. Coronella sp. y Zamenis scalaris), muy útiles todo ellos para poder reconstruir el paisaje y el clima. Además, las nuevas precisiones estratigráficas de los yacimientos, aportadas por Oriol Oms, geólogo de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), han facilitado también el avance de la investigación, ya que se han obtenido más detalles de los diferentes niveles que los configuran.

Con todo esto, los resultados obtenidos indican que las primeras poblaciones europeas humanas tuvieron que hacer frente a unas condiciones ambientales diferentes en los dos yacimientos estudiados: Barranco León i Fuente Nueva 3, los cuales han proporcionado las evidencias más antiguas de presencia humana en Europa occidental. De esta manera, se ha sabido que en Barranco León se registró, hace 1,4 millones de años, un ambiente cálido que fue variando hacia condiciones cada vez más frías y áridas. Será en Fuente Nueva 3 donde se alcanzarán los máximos niveles de aridez y frío, hace 1,3 millones de años, para posteriormente oscilar hacia condiciones más favorables, húmedas y cálidas. Esto indica que las poblaciones humanas más antiguas del continente europeo fueron capaces de adaptarse a las nuevas condiciones ambientales que se dieron a lo largo del Pleistoceno inferior, y de sobrevivir a climas y paisajes cambiantes.


Referencia bibliográfica:





La herpetofauna prehistórica de El Mirador en el "Periódico de Atapuerca"

En la última edición del "Periódico de Atapuerca", el nº 105 de la publicación que edita mensualmente la Fundación Atapuerca vinculada a las excavaciones realizadas en el conjunto de yacimentos de la Sierra de Atapuerca, se ha hecho eco de nuestra última publicación sobre la diversa y rica herpetofauna recuperada en una egagrópila del Calcolítico (Edad del Cobre) provinente del yacimiento arqueológico de la Cueva de El Mirador de Atapuerca.


Tesis doctoral - Biogeografía e impacto humano en las comunidades ibéricas de anfibios y reptiles del Cuaternario final

Después de años de trabajo en el programa de doctorado Erasmus Mundus en Cuaternario y Prehistoria (Universitat Rovira i Virgili) y guiado por mi director, el Dr. Hugues-Alexandre Blain, el próximo 23 de junio me tocará exponer sus frutos ante un tribunal doctoral. Lo compondrán la Dra. Gloria Cuenca-Bescós, catedrática de la Universidad de Zaragoza, el Dr. Josep Maria Vergès, del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, y el Dr. Salvador Bailon, del Institut Écologie et Environnement du Centre National de la Recherche Scientifique de France. El acto será en abierto por videoconferencia, pidiendo anticipadamente acceso al correo valtes@iphes.cat.




"El gran atracón de ranitas de San Antón", una historia natural de la Atapuerca de hace 4.500 años




En el nuevo artículo que hemos publicado desde el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) en la revista "Journal of Archaeological Science: Reports" analizamos una grande, y a la vez pequeña, acumulación de más de 2.500 restos de microvertebrados, principalmente herpetofauna, encontrados amontonados en un masa de 7,8 x 2,7 x 2,4 cm proveniente del nivel de la Edad del Cobre (ca. 4.500 años) de la Cueva de El Mirador de Atapuerca (Burgos). Gracias al estudio tafonómico, esta acumulación se ha identificado como una egagrópila producida por un búho, plausiblemente Bubo bubo (búho real) o Strix aluco (cárabo), que habría depredado especialmente sobre Hyla molleri, en un momento de abundancia estacional de ranitas de San Antón en el paisaje que rodeaba la zona sur de Atapuerca, seguramente en la fase reproductiva de primavera. Si te interesa el artículo completo puedes descargártelo mediante mi perfil en Researchgate, haciendo click sobre estas mismas líneas.



Resumen: Los anuros, como las ranas y los sapos, son ocasionalmente muy abundantes en los sitios arqueo-paleontológicos, representando más del 80% de los restos hallados. Estas acumulaciones se han vinculado principalmente al consumo humano en el contexto arqueológico europeo, por la selección preferente de las partes del cuerpo y por la presencia de quemaduras y, en menor medida, de marcas de corte (como en los yacimientos de Chalain 3, Baume d'Ogens, Kutná Hora-Denemark). Sin embargo, también hay registros de acumulaciones atribuidas a acontecimientos catastróficos naturales (como en Bois-Roche). En esta investigación se presenta una tafocenosis de microvertebrados de dimensiones reducidas (7,8 × 2,7 × 2,4 cm) que contiene 2.526 huesos, procedente de la Cueva de El Mirador de Atapuerca (Burgos, España) y contemporánea a un enterramiento calcolítico adyacente (ca. 4500 BP). El estudio taxonómico ha identificado al menos 12 taxones diferentes, que incluyen un urodelo, dos anuros, siete reptiles escamosos y dos roedores. Las ranitas de San Antón, Hyla gr. H. arborea (Hyla molleri), constituyen el 84% del conjunto. Los análisis tafonómicos cuantitativos y cualitativos se han centrando en los huesos de Hyla y muestran la presencia de marcas de rotura y digestión asociadas a la depredación animal, aunque en porcentajes bajos y en grados ligeros o moderados. Por sus características, la acumulación de El Mirador ha sido identificada como una egagrópila producida por un búho de tamaño medio-grande (categoría 2). La rapaz nocturna habría cazado las presas durante un período húmedo en primavera, cuando se produce la reproducción de las ranitas de San Antón, mostrando una posible evidencia de depredación oportunista sobre un recurso estacional. Estos hallazgos ayudan a comprender la importancia de los anuros en las cadenas tróficas de la Prehistoria, no sólo entre los grupos humanos sino también en el resto de depredadores animales.







La herpetofauna de Serbia del último ciclo glacial, un registro por explotar




El nuevo artículo, publicado en Journal of Quaternary Science Reviews y liderado por el compañero Mihailo Jovanović del IPHES, revisa el poco conocido registro de los anfibios y reptiles del Pleistoceno superior de Serbia y como le afecto el cicló climático de la última fase glacial.


Resumen: Serbia es un país situado en la Península Balcánica, con un clima continental moderado. La elevada actividad tectónica de principios del Mioceno generó dos grandes cadenas montañosas y provocó el retroceso del mar Paratethys. Esto significó que la Península Balcánica se convirtiera en una encrucijada para muchas especies migratorias. Actualmente, la mayoría de las especies de Europa Central, junto con algunos taxones mediterráneos e incluso eurosiberianos, se pueden encontrar en Serbia. Los registros fósiles en cuevas han relevado cambios en la fauna fósil del Pleistoceno al Holoceno. Hay pruebas de que la configuración distintiva del terreno en los Balcanes dio lugar a muchas zonas aisladas, lo que permitió que grandes especies de mamíferos, junto con los neandertales que vivían en la zona, encontraran refugio y sobrevivieran más tiempo que en el resto de Europa. Las mejores asociaciones fósiles que contienen pequeños vertebrados provienen de las cuevas de Baranica, Hadzi Prodanova, Pesturina y Smolucka. Sobre la base de las dataciones disponibles, se ha intentado encajarlas en el contexto cronológico de la sucesión cultural Musterianse-Auriñaciense-Gravetiense. La estratigrafía de las niveles se corresponde con la fase del MIS 5 al MIS 2 (es decir, de 70.000 a 14.000 años atrás). En este artículo se presenta una revisión de los hallazgos herpetofaunísticos de Serbia, y se analizan los datos recopilados. Se han utilizado enfoques estadísticos, que incluyen la agrupación jerárquica y el análisis de correspondencia, en los conjuntos fósiles de anfibios y reptiles. Como el contexto asociado no suele ser suficiente, se han utilizado conjuntos de pequeños mamíferos como sustituto comparativo para reconstruir el paleoclima y el paleoambiente, mediante la aplicación de índices taxonómicos del hábitat y del bioclima. El análisis general revela que la composición herpetofaunística experimentó un cambio sustancial entre el MIS 3 y el MIS 2, cuando se produjo una pérdida de diversidad y la concurrencia de especies adaptadas a climas y entornos fríos, de acuerdo con el ciclo glacial.


El artículo puede consultarse en el siguiente enlace:
Jovanović, M., Bisbal-Chinesta, J.F., Ðurić, D., Bogićević, K., Nenadić, D., Agustí, J., Blain, H.-A., 2020. Pleistocene herpetofaunal studies in Serbia (Balkan Peninsula, SE Europe): State of the art and perspectives. Quaternary Science Reviews 233: 106235.



Microvertebrate Working Group (MVWG), Tarragona 2020 - Últimos días para apuntarse

A pesar del Covid19, la tercera edición bianual del Microvertebrate Working Group (MVWG), que se celebrará este año en Tarragona, continúa en marcha. La inscripción es gratuita y la fecha límite para enviar las propuestas de comunicaciones orales y/o pósteres es el día 29 de mayo. El resto de la información la podéis encontrar en su página web: 



¿Qué es el Microvertebrate Working Group? El Microvertebrate Working Group (MVWG) se creó en 2016 como un foro para el intercambio de datos e información relacionados con el estudio de los restos de mamíferos insectívoros, roedores, murciélagos, reptiles y anfibios procedentes de yacimientos arqueológicos. Estos estudios se publican en diversos medios, entre ellos revistas internacionales, boletines regionales, informes de archivos de museos, monografías y documentos técnicos, que a menudo abarcan períodos de tiempo y regiones geográficas diferentes. El objetivo general del MVWG es proporcionar una plataforma para el intercambio de esta literatura científica y aumentar la comunicación entre los académicos, profesionales y, en particular, los estudiantes graduados que quieren continuar sus investigaciones relacionadas con los microvertebrados. Los intereses del grupo incluyen, entre otros, la identificación taxonómica y la evolución, la bioestratigrafía, la reconstrucción del paleoambiente, el comensalismo, la tafonomía y los estudios de metodología, técnicas científicas y teorías relacionadas. Además de las reuniones periódicas del grupo de trabajo, en las que se presentan las investigaciones por medio de talleres temáticos, el MVWG también proporciona información sobre la bibliografía más reciente publicada en este campo por medio de un boletín electrónico bianual.






La herpetofauna de los valles del Jarama y Manzanares, 450.000 años de evolución en las comunidades de reptiles y anfibios del centro de la Península Ibérica


El nuevo artículo, publicado en la revista "Quaternary International", permite ver como ha ido cambiando el paisaje y los ambientes durante el último medio millón de años en el centro de la Península Ibérica.


Gracias a los conjuntos paleontológicos de reptiles y anfibios prehistóricos de los yacimientos madrileños de Áridos-1 (MIS11b), Valdocarros II (MIS8a/7e), Estanque de Tormentas de Butarque ETB-H02 (MIS7d o MIS6), PRERESA (MIS7/6 o MIS5a) y HAT (MIS5a), situados en los valles del Jarama y Manzanares, desde el equipo de Paleoherpetologia del Institut Català de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) hemos podido reconstruir los efectos que la inestabilidad climática y los ciclos glaciales-interglaciales han causado en el ambiente y paisaje del sureste de Madrid durantes los últimos 450.000 años, entre el Pleistoceno Medio e inicios del Pleistoceno Superior. En este registro paleoherpetológico se ha documentado un total de 20 taxones diferentes (8 anuros y 12 reptiles), lo que representa el 77% de la herpetofauna actual que habita el sureste de la actual Comunidad de Madrid. A través de un estudio comparativo con la situación actual y de los datos actualistas de las diferentes especies, se ha reconstruido el paisaje de la región durante tres fases del ciclo climático pleistocénico: el paisaje para la fase glacial (ETB-H02), la transicional entre una fase fría y templada (Valdocarros II) y una tercera para unas condiciones interglaciales (Áridos-1, HAT, PRERESA, y actualmente). 

Esto nos ha permitido saber que el ambiente estaba particularmente abierto durante los períodos secos, independientemente de si había condiciones más frías o cálidas. La principal diferencia entre una fase interglacial y una glacial era la representación proporcionalmente opuesta de los bosques frente a los ambientes húmedos: estos últimos estaban más representados durante los períodos fríos que durante los cálidos. Por último, como lo documenta la sucesión de Valdocarros II, los períodos de transición entre el clima frío y el cálido eran ambientalmente más boscosos, pero en detrimentro de los prados húmedos de forma progresiva. 

De acuerdo a la relación entre riqueza de especies, biodiversidad y factores climáticos y ambientales, se observa una clara correlación entre la riqueza de reptiles y la masa boscosa. De manera similar, la precipitación media anual, la cantidad de lluvia media anual, se ha revelado como el factor más influyente en la diversidad local de los reptiles, debido a sus implicaciones en la extensión de la cubierta vegetal así como en la productividad y en los recursos del ecosistema. En el caso de los anfibios, las precipitaciones no influyen en un aumento de su representación sobre el total de individuos, sino en la riqueza de especies: la diversidad taxonómicas en los anuros es mayor cuanto menor es la cantidad de precipitación media anual. Este patrón tan inusual lo hemos atribuido al hecho de que no hay anuros estrictamente forestales dentro de los conjuntos arqueológicos y que la mayoría de los anuros presentes en los yacimientos (como, por ejemplo, Pelobates cultripes y Epidalea calamita) están bien adaptados a las condiciones áridas propias de la mayor parte del centro de la Península Ibérica.


El artículo completo está disponible en el siguiente enlace:





Conferencia sobre Paleoherpetología de la Prehistoria Reciente en París (4 de noviembre)

El próximo lunes, 4 de noviembre a las 20:30, impartiré una conferencia sobre Paleoherpetología en el Colegio de España de la Cité Internationale Universitaire de París, organizada por el Comité de Residentes. La ponencia, que se hará en castellano con soporte gráfico en francés, se titula "Los anfibios y reptiles en la Prehistoria Reciente: glaciación, calentamiento climático y movimientos humanos en la Península Ibérica" ("Les amphibiens et reptiles dans la Préhistoire récente: glaciation, réchauffement climatique et mouvements humains dans la péninsule ibérique") y tendrá lugar en la Sala Ramón y Cajal del propio Colegio de España.




La herpetofauna de Pirro Nord (Italia): ¿una fase fría para la primera expansión humana por Europa?

El estudio de los anfibios y reptiles de este yacimiento italiano puede ser clave para entender qué factores climáticos influyeron en la primera dispersión del ser humano por Europa.


Las condiciones climáticas terrestres del Pleistoceno temprano o Villafranquiense tardío en la región mediterránea, especialmente entre 1,7 y 1,3 millones de años, son poco conocidas a pesar de tratarse de un momento fundamental en la historia de la Humanidad, puesto que fue entonces cuando se produjo la primera colonización humana de Europa. Para esta cronología destaca el yacimiento de Pirro Nord (Apricena, sur de Italia), que ha proporcionado las evidencias de presencia humana más antiguas conocidas en el contexto europeo, con industrias líticas de tipología olduvayense. No obstante, gracias al estudio del registro fósil de anfibios y reptiles encontrados en 24 fisuras (Cava Pirro) del complejo cárstico de Pirro Nord, liderado por el doctor Hugues-Alexandre Blain del IPHES, hemos podido reconstruir cuantitativamente el paleoclima y el paleoambiente de este período. En total se han identificado 13 taxones diferentes de herpetofauna: cuatro amfibis (Hyla gr. arborea, Bufo bufo, Bufotes viridis s.l. y Pelophylax sp.) y nueve reptiles (Emys orbicularis, Mauremys sp., Testudo gr. hermanni, Podarcis sp., Lacerta s.l., Natrix natrix s.l., Coronella cf. austriaca, Hierophis viridiflavus y Zamenis longissimus). Todos ellos tiene representación actual en la Península Itálica, excepto el género Mauremys, que sí está representado por Mauremys leprosa en la Península Ibérica y el Magreb, y por Mauremys rivulata en el sur de los Balcanes, Creta, Chipre, Anatolia y el litoral mediterráneo de Asia Occidental.

Taxones de herpetofauna representados en las fisuras de Pirro Nord incluidas en el estudio.


Los resultados de los análisis realizados indican que durante la fase  final del Villafranquiense la temperatura media anual pudo haber sido algo más baja que la actual (-1,6 a -3,6°C en comparación con las temperaturas modernas, 15,7 °C), mientras que la precipitación media anual era ligeramente más alta (+90 a +240 mm, frente a los 540 mm actuales). La estacionalidad era comparativamente más pronunciada, con veranos más fríos (-0.4 a -2.0°C) frente a inviernos mucho más fríos (-1.2 a -6.0°C). Los patrones de distribución de las precipitaciones durante el año muestran más precipitaciones durante el invierno (+14 a +43 mm), en cambio, las cantidades de lluvia durante el verano serían semejantes a los valores modernos (-1,7 a +6,6 mm). El paisaje prehistórico de Pirro Nord estaba compuesto por un ambiente seco abierto con parches dispersos de bosques, situados en los márgenes de cursos de agua o alrededor de zonas pantanosas.

Este escenario ecológico plantea un panorama diferente al planteado hasta ahora para la colonización humana del continente europeo, vinculada previamente a fases húmedas y cálidas. Asimismo, la presencia de Mauremys sp. (posiblemente Mauremys rivulata), junto a otras especies mamíferos como caballos, bisontes y lobos de orígenes orientales, sugiere un escenario de dispersión trans-adriática en sentido este-oeste, como también pudo haber ocurrido con los primeros homínidos europeos.


El estudio completo está disponible en:




Ophisaurus manchenioi, la nueva especie de lagarto sin patas que vivió en Murcia hace un millón de años

Los descubridores se la han dedicado al paleontólogo Miguel Ángel Mancheño, primer director de las excavaciones en el yacimiento murciano de Quibas, donde ha aparecido.

El hallazgo evidencia que el sureste de la Península Ibérica actuó como el último refugio ecológico de especies subtropicales de Europa occidental.


Mandíbula o dentario izquierdo (arriba) y vértebra dorsal (abajo) de Ophisaurus manchenioi, la nueva especie de reptil ápodo de Murcia.

Hugues-Alexandre Blain, investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), en colaboración con Salvador Bailon del Museo Nacional de Historia Natural de Paris (MNHN), han descrito una nueva especie de lagarto sin patas del género Ophisaurus, familia de los anguidos como el lución, presente hoy en día en la Península Ibérica. Los restos encontrados son un dentario, tres mandíbulas, dos parietales, numerosas vértebras y un osteodermo. El hallazgo se ha dedicado a Miguel Ángel Mancheño, profesor de la Universidad de Murcia y paleontólogo, antiguo director de las excavaciones de Quibas (Abanilla, Murcia), donde aparecieron los restos fósiles que han dado lugar a la nueva especie mencionada. Así, el nuevo lagarto se ha denominado Ophisaurus manchenioi. En función de los restos fósiles encontrados, y del conocimiento que se tiene de los animales actuales de este tipo, se piensa que tendría unos 40 centímetros de longitud.

El Ophisaurus está representado actualmente por otras especies que viven en ambientes tropicales y subtropicales del norte de África (Marruecos y Argelia), en norteamérica y en el sureste asiático. El análisis paleobiogeográfico del género muestra que aparece en Europa en el Eoceno (hace 56 y 34 millones de años), y que tuvo su máxima extensión durante el Mioceno (hace entre 23 y 2,6 millones de años). Durante el Plioceno (hace entre 5,3 y 2,6 millones de años) su distribución europea está restringida al Mediterráneo y después de una supervivencia más larga en el sur de la Península ibérica, que actuaría como refugio, acaba por extinguirse hace sobre un millón de años con su última mención en el yacimiento murciano de Quibas.

Hasta el momento, se conocía la presencia fósil de este género en otros yacimientos del Pleistoceno inferior de la Península ibérica como Barranco León y Fuente Nueva-3 (Granada), pero no se disponía del elemento clave para compararlo con las otras especies fósiles que han sido definidas a partir de un hueso del cráneo: el parietal”, puntualiza Hugues-Alexandre Blain, investigador del IPHES y coautor del artículo científico que ha publicado el hallazgo. “Osteológicamente, esta nueva especie está más emparentada con la especie fósil Ophisaurus holeci del Mioceno de Alemania y de la Republica Checa que con su representante moderno norte africano (Ophisaurus koellikeri)”, añade. “Por eso podemos decir que se trata de una especie relicta europea y que no procede de una comunicación entre el Norte de África y el Sur de la Península ibérica”, puntualiza.

Ophisaurus koellikeri, especie actual del norte de Marruecos (Foto: Antonio Gómez Mercader).

Por comparación con las otras especies actuales del género, se puede inferir que este reptil tenía unos requerimientos ecológicos tropicales o subtropicales. Su extinción a nivel de especie en la Península ibérica y en Europa coincide con la desaparición progresiva de ciertos taxones arbóreos subtropicales (Cathaya, Elaeagnus, Engelhardia, Eucommia, Liquidambar, Keteleeria, Nyssa, Sciadopitys, Symplocos, Pretoria, Parthenocissus, Pterocarya y Tsuga). "En consecuencia, se puede decir que la extinción de este reptil es contemporánea con la desaparición de los últimos reductos con condiciones subtropicales (bosques cálidos y húmedos) en el sur de Europa en torno a hace 1,2 millones de años, durante un periodo de cambios climáticos muy importantes conocido como la transición del Pleistoceno inferior a medio", observa Hugues-Alexandre Blain.

El yacimiento paleontológico de Quibas (Abanilla, Murcia) ha aportado desde su descubrimiento en 1994 restos fósiles de más de 70 especies del final del Pleistoceno inferior, de sobre 1 millón de años de antigüedad. “Se trata de un yacimiento kárstico cuya importancia radica en la gran diversidad faunística, excelente conservación de restos y probabilidad de encontrar evidencias humanas”, comenta Pedro Piñero, codirector actual de las excavaciones en Quibas y colaborador del IPHES.

Cabe destacar la presencia de restos de macacos, grandes félidos, linces, zorros, bueyes almizcleros, cabras, rinocerontes, gamos, puercoespines, quebrantahuesos, águilas o ibis calamita, así como una larga lista taxonómica de pequeños vertebrados entre los que se incluyen erizos, ratones, lirones, musarañas, murciélagos, culebras, víboras, salamanquesas, agámidos, etc. “La investigación de los restos hallados pone de relieve la importancia de este yacimiento con la presencia de nuevas especies desconocidas para la ciencia hasta este momento, como es el caso del nuevo lagarto”, asegura Pedro Piñero.

Yacimiento paleontológico de Quibas, en Abanillas (Murcia).

El material estudiado de esta nueva especie apareció durante el año 2006, sin embargo, la revisión de estas piezas se enmarca en el nuevo proyecto, inscrito en el proyecto de investigación CGL2016-80000-P "Crisis climáticas del Pleistoceno Inferior y Medio y su incidencia en la evolución de las comunidades de microvertebrados del levante español" y en el grupo de investigación del IPHES Paleoecologia Humana del Plio-Pleistoceno (PalHum). AGAUR-Generalitat de Catalunya, 2017SGR-859.

Referencia bibliográfica:

Hugues-Alexandre Blain & Salvador Bailon. 2019. Extirpation of Ophisaurus (Anguimorpha, Anguidae) in Western Europe in the context of the disappearance of subtropical ecosystems at the Early-Middle Pleistocene transition. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2019.01.023


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A new species of reptile: a lizard without legs that lived in Murcia one million years ago

The discoverers have dedicated the new species to the paleontologist Miguel Ángel Mancheño, first director of the excavations in the Murcian site of Quibas, where it has appeared.

The findings shows that the southeast of the Iberian Peninsula was the last ecological refuge for subtropical species in Western Europe.


Hugues-Alexandre Blain, researcher at IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), in collaboration with Salvador Bailon from the National Museum of Natural History in Paris (MNHN), have described a new species of lizard without legs of the genus Ophisaurus, family of the Anguidae as the slowworm, present today in the Iberian Peninsula. The remains found include: a maxilla, three jaws, two parietals, numerous vertebrae and an osteoderm. The find is dedicated to Miguel Ángel Mancheño, Professor and paleontologist from the University of Murcia and former director of the Quibas excavations (Abanilla, Murcia), where the fossil remains that gave rise to the new species are from. Thus, the new lizard has been named Ophisaurus manchenioi. Judging by the recovered fossil remains, and the knowledge of the current lizards of this type, it is thought to have about 40 centimeters length.

The genus Ophisaurus is currently represented by other species living in the tropical and subtropical environments of North Africa (Morocco and Algeria), North America and Southeast Asia. The paleobiogeographic analysis of the genus shows that it appeared in Europe during the Eocene (56 and 34 million years ago), and that it had its maximum extension during the Miocene (between 23 and 5.3 million years ago). During the Pliocene (between 5.3 and 2.6 million years ago), its distribution in Europe was restricted to the Mediterranean. It survived longer in the south of the Iberian Peninsula, which apparently acted as a refuge area. The species eventually became extinct one million years ago, with its last mention in the site of Quibas, in Murcia.

During the Pliocene (between 5.3 and 2.6 million years ago), its distribution in Europe was restricted to the Mediterranean. It survived longer in the south of the Iberian Peninsula, which apparently acted as a refuge area. The species eventually became extinct one million years ago, with its last mention in the site of Quibas, in Murcia.

“Until now, the fossil presence of this genus was known in other Early Pleistocene sites of the Iberian Peninsula, such as, Barranco León and Fuente Nueva 3 (Granada, Spain), but its key defining element -the parietal, a bone from the skull -was not available to compare it with the other fossil species defined from: this bone”, points out Hugues-Alexandre Blain, IPHES researcher and co-author of the scientific article that published the finding. “Osteologically, this new species is more closely related to the fossil species Ophisaurus holeci from the Miocene of Germany and the Czech Republic than to its modern North African representative (Ophisaurus koellikeri)”, he adds. “That is why we can say that it is a European relict species and that it does not come from a landbridge between North Africa and the South of the Iberian Peninsula”, he points out.

By comparison with the other extant species of the genus, it can be inferred that this reptile had tropical or subtropical ecological requirements. Its extinction at the species level in the Iberian Peninsula and in Europe coincides with the progressive disappearance of certain subtropical arboreal taxa (Cathaya, Elaeagnus, Engelhardia, Eucommia, Liquidambar, Keteleeria, Nyssa, Sciadopitys, Symplocos, Pretoria, Parthenocissus, Pterocarya and Tsuga). “Consequently, the extinction of this reptile is contemporary with the disappearance of the last haven with subtropical conditions (warm and humid forests) in southern Europe around 1.2 million years ago, during a period of very important climatic changes known at the transition from the Early to Middle Pleistocene”, notes Hugues-Alexandre Blain.

Since its discovery in 1994, the paleontological site of Quibas (Abanilla, Murcia) has yielded, the fossil remains from more than 70 species of the late Early Pleistocene, around 1 million years old. “It is a karstic site whose importance lies in the great diversity of fauna, excellent preservation of the remains and the possibility of finding human evidence”, says Pedro Piñero, current co-director of the excavations in Quibas and collaborator of IPHES.

Remarkable also is the presence of fossil bones from: macaques, large felids, lynxes, foxes, musk oxen, goats, rhinoceros, deer, porcupines, bearded vultures, eagles (or ibis), as well as a long taxonomic list of small vertebrates, including: hedgehogs, mice, dormice, shrews, bats, snakes, vipers, geckos and agamid lizards. “Research concerning these remains highlights the importance of this site, now with the presence of a new species previously unknown to the scientific community, as is the case of this new lizard,” says Pedro Piñero.

The studied material from this new lizard species was revealed from excavation campaign dating to 2006. Revision of these fossils is part of the new project, inscribed in the research project CGL2016-80000-P “Climatic crises of the Early and Middle Pleistocene and its incidence in the evolution of the microvertebrate communities of the Spanish Levante” and in the research group of the IPHES Human Paleoecology of Plio-Pleistocene (PalHum). AGAUR-Generalitat de Catalunya, 2017SGR-859.


Bibliographic reference:

Hugues-Alexandre Blain & Salvador Bailon. 2019. Extirpation of Ophisaurus (Anguimorpha, Anguidae) in Western Europe in the context of the disappearance of subtropical ecosystems at the Early-Middle Pleistocene transition. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2019.01.023